Cuando se cumple casi año y medio de sufrimientos a mi vera, Shulito se merece este homenaje. Míralo qué bello es.....con sus lucecitas y tan chico él....
Shulito ha sido y es víctima directa de mis frecuentes despistes y DES-orientaciones. Ha recorrido decenas de kilómetros innecesarios junto a mi; ha sufrido los atascos diarios de la M-30 y los constantes malostratos de las vallas, columnas, pivotes y obstáculos que, Gallardón y el dueño de mi párking, se empeñan en poner.
Shulito ha sido ya objeto de dos o tres costosas revisiones; ha sido imprescindible en decenas de viajes; compañía ineludible en desplazamientos solitarios.
Sin duda, "Shulito" ha cambiado mi vida o, por lo menos, la calidad de mi vida. Ahora.... llego a fin de mes con Shulito y sin dinero. Ahora, conozco de primera mano la "información sobre el tráfico", que antes siempre evitaba. Ahora, me he dado cuenta de que tengo más amigos. Muchos más. Sé lo que es recoger, llevar y dar vueltas por la ciudad sin ton ni son. Sé lo que es aparcar donde me venga bien y desesperarme cuando no encuentro aparcamiento. Sé lo que es una multa y sé que lo que se debe hacer con ellas es no pagarlas nunca. Sé que hay dos mangueras para los "diesel" y que no en todas las gasolineras te lo especifican y también sé en cuales te atienden y en cuales me tengo que bajar del coche y ponerme los guantes para no llenarme de grasa. Eso también.... me he adentrado en el apasionante "mundo diesel" y en lo económico del mismo.
Shulito me ha convertido en un "ser social". Mis días más solitarios y tristes los he vivido junto a él y a su música. Ha sabido sacarme una sonrisa y levantarme los ánimos en mis peores momentos. Es agradable con la gente; no hace ascos a nadie.
Pero lo que más valoro:
sus conversaciones. Si Shulito hablara por esos faros....
En su interior he tenido las conversaciones más profundas, apasionantes, dramáticas y divertidas del mundo. Conversaciones telefónicas, personales, nocturnas, atascadas, sinceras....Hemos compartido opiniones y experiencias con mucha gente. Hemos escuchado y contado otras muchas. Hemos reído y soñado mucho. Hemos CONOCIDO MÁS a la gente ahí dentro y hemos cantado hasta quedarnos afónicos incluso. Hemos vivido situaciones de riesgo y muy duros momentos. Ninguno de mis lectores puede decir lo contrario, creo yo.
A Shulito: incondicional amigo y compañero de periplos. Gracias por tu intensidad y elegancia. Gracias por tu paciencia y aguante. Y, sobre todo, gracias por tu implacable compañía.